la piedad al final fue una almohada
no cesa
el insoportable goteo
de
mañanas
insisten
en su mediocre
desfile
de
parcos
amaneceres
y lo intento
me visto
para el carnaval
pero mi eco es traidor
y delata
el escondite del silencio
estos sonidos desesperados
sin música
sin rima
que sueñan con ser canción
quieren
a todos mis vacíos
arrodillados
vencidos
entregando sus ojos
a esta redundante y castrada
sonrisa plana
estos
naranjas
deberían vigilar
sus falsas promesas
sus palabras
nunca es tarde para que la almohada aprenda
que erró
de
peso y posición