hago que respiro

disimulo la normalidad del mundo

hago

como que respiro

agito un saludo

practico una sonrisa

pero

este sudor frío

no entiende el idioma

de la

mentira

los verbos

nos descubren

el tiempo se rompe

el aire me repudia

y todos los sonidos se desbordan

en un alud vertical

que

sepulta las

pretensiones de la altura

todo

trepida

la erección del horizonte

dobla el mundo

y el orden cae

y rueda buscando un culpable

ahí viene el sol

rompe en mi cara

y las líneas y las formas del cielo

desaparecen ahogadas en

un mar amarillo

de

luz líquida

camino por la oscuridad de este sepulcro de luz

y desconocido dentro de esta carne

mis piernas

no encuentran

el mundo

es el medio

el silencio de la sinfonía psicótica

la sustancia de un instante

y

siento

la extraña calma

de que nada es mío

miro

y la nada siempre está

ahí

cogiéndome de la mano

llevándome con ella

de vuelta

a ella

no hay nada que temer

siempre

estás

volviendo a casa

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aún sigo pensando dónde poner la pegatina

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sonrisas masturbadas